Palenque, Chiapas.
Cuando te tuve frente a mi sentí un nudo en la garganta, la piel enchinada.
Los siglos han pasado, sus hombres misteriosamente desaparecidos y aún así se siente hasta el estómago el poderío y la majestuosidad de una ciudad donde habitaban humanos tan distintos a los de ahora; distintos pero integrados y vivos en la profundidad de cada mexicano.
Quizá sea por eso que frente a las pirámides lo menos que se puede sentir es un inmenso respeto.