7.30.2007



Qué bonitos son los pic nics con mucha comida chatarra.


Esa vez estaba vestida y alborotada en casa, ya era tarde y los planes (ahora que lo pienso, las cosas siempre suceden por algo) se habían frustrado. Le llamé a Sarita y alcancé a escuchar que decía .."¡tuércele para casa de Ale, Gaby!".
Entonces llegaron, fuimos por mucha comida ,encontramos un parque y Gaby sacó aquella mesita de Dr. Gadget. Luego sacó sus estambres y nos enséñó a tejer.
En eso estábamos cuando llegó un policia alarmado porque pensaba que estábamos haciendo "rituales" con drogas. Se quedó un rato a platicar y a comer nieve y se fué...
Siempre decimos que deberíamos volver a hacer un pic nic nocturno, pero cada vez se ha vuelto más difícil, porque cada una empieza a forjar una vida diferente a la del año pasado. Sé que cada día es distinto, pero este año ha sido de cambios y/o decisiones trascendentales para las tres. Aquellos tiempos eran de una maravillosa necesidad de dudar. Ahorita ya no podemos permitirnos tanto ese lujo. Era lo mejor pasarnos las horas divagando lo mismo en un río (con o sin lama) en el cerro, en un parque, en el mercadito (gran descubrimiento de Gaby acerca de la relación señoras-pasión por bolsas de plástico) tiradas en el piso de la casa de Sara, en el techo de una iglesia, acostadas sobre piedras, sobre la arena...


¿qué será de nosotras en algunos años?


7.20.2007

azul





Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes


un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,Margarita,
tan bonita como tú.


Este es un fragmento de un poema que me gustaba mucho de niña, de hecho lo aprendí de memoria en aquellos años. Cuando crecí supe que era de la autoría de Rubén Darío, poeta nicaragüense precursor de la corriente modernista. Fué a través de otros autores que conocí un poco más de la vida de este poeta.
Una anécdota que me gusta mucho es narrada por José Vasconcelos en Ulises Criollo (¿o acaso sería en algún libro de Alfonso Reyes? ¡qué mala memoria!), acerca de la agitada visita de Darío (en ese tiempo embajador) a México, cuando fué invitado de honor de Porfirio Díaz para conmemorar el centenario de la Independencia. Resulta que los estudiantes de ese tiempo tomaron la figura del escritor para protestar violentamente contra Estados Unidos y Díaz. Darío, procedente de Cuba, sólo alcanzó a pisar Veracruz. Justo Sierra le dió 500 dólares y le sugirió el regreso a Cuba.

-Como Cortés, quemo en este puerto mis naves y dejo aquí mi corazón - dijo

Las protestas se hicieron más violentas, pues creyeron que el presidente mexicano era el culpable de esta partida.
La verdad fué que el presidente de Nicaragua Jose Madriz había sido derrocado y el nuevo gobierno había designado a otro embajador en el lugar de Rubén Darío. Se dice que trató de suicidarse a su regreso a Cuba. Sin embargo esa historia nunca pudo verificarse, ni siquiera la estancia en el hotel donde se intaló en ese tiempo puede corroborarse, ya que al triunfo de la Revolución Cubana, los cubanos tomaron dicho hotel, pues constituía un símbolo de la suntuosidad del ya derrocado régimen.

Volviendo a Vasconcelos, me parece muy simpático que el intelectual hiciera alusión al gran ego de Darío, pues éste escribe después en su Biografía que el episodio vivido en México constituyó algo así como el detonante para la Revolución Mexicana.


Me gusta mucho la parte que dice:

una tienda hecha del día

y un rebaño de elefantes


Por cierto, el poema se llama "A Margarita Debayle"












7.17.2007


Algunas veces he querido regresar el tiempo. No para cambiar algo, sino para ser espectadora otra vez de algunas cosas... este cielo, la gente...
A veces he soñado a amigos de hace muchos años, tal como eran cuando los conocí, y quisiera que el sueño fuera fiel a mi memoria, pero el caso esque ni ella le es fiel a la realidad...
Si pudiera regresar el tiempo me fijaría en todas sus caras y guardaría más de sus rasgos y gestos.
Y esque el tiempo hace que todo vaya haciéndose más borroso.