7.20.2007

azul





Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes


un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,Margarita,
tan bonita como tú.


Este es un fragmento de un poema que me gustaba mucho de niña, de hecho lo aprendí de memoria en aquellos años. Cuando crecí supe que era de la autoría de Rubén Darío, poeta nicaragüense precursor de la corriente modernista. Fué a través de otros autores que conocí un poco más de la vida de este poeta.
Una anécdota que me gusta mucho es narrada por José Vasconcelos en Ulises Criollo (¿o acaso sería en algún libro de Alfonso Reyes? ¡qué mala memoria!), acerca de la agitada visita de Darío (en ese tiempo embajador) a México, cuando fué invitado de honor de Porfirio Díaz para conmemorar el centenario de la Independencia. Resulta que los estudiantes de ese tiempo tomaron la figura del escritor para protestar violentamente contra Estados Unidos y Díaz. Darío, procedente de Cuba, sólo alcanzó a pisar Veracruz. Justo Sierra le dió 500 dólares y le sugirió el regreso a Cuba.

-Como Cortés, quemo en este puerto mis naves y dejo aquí mi corazón - dijo

Las protestas se hicieron más violentas, pues creyeron que el presidente mexicano era el culpable de esta partida.
La verdad fué que el presidente de Nicaragua Jose Madriz había sido derrocado y el nuevo gobierno había designado a otro embajador en el lugar de Rubén Darío. Se dice que trató de suicidarse a su regreso a Cuba. Sin embargo esa historia nunca pudo verificarse, ni siquiera la estancia en el hotel donde se intaló en ese tiempo puede corroborarse, ya que al triunfo de la Revolución Cubana, los cubanos tomaron dicho hotel, pues constituía un símbolo de la suntuosidad del ya derrocado régimen.

Volviendo a Vasconcelos, me parece muy simpático que el intelectual hiciera alusión al gran ego de Darío, pues éste escribe después en su Biografía que el episodio vivido en México constituyó algo así como el detonante para la Revolución Mexicana.


Me gusta mucho la parte que dice:

una tienda hecha del día

y un rebaño de elefantes


Por cierto, el poema se llama "A Margarita Debayle"